Por Humberto Bonanata
Cuando el régimen disputaba el año pasado la Resolución 125 que “el voto Cleto” definió a favor de la racionalidad de los productores del campo, pudimos observar cómo el hoy procesado Luís D`Elía trompeaba por detrás a un manifestante que confrontaba con él y defendía la justa causa por la libertad.
La “guerra gaucha” nos movilizó a todos, especialmente a quienes no tenemos campo porque defendimos la LIBERTAD, y la REPUBLICA frente al hegemonismo prepotente de los Kirchner. En esa nos tocó ganar agónicamente como la selección maradoniana frente a Perú y la Argentina como Nación quedó dividida entre kirchneristas y no kirchneristas.
Creímos ingenuamente que habían aprendido la lección del diálogo y la necesidad de conducir un país entre todos. Creímos estúpidamente que comenzarían a respetar al Congreso de la Nación como poder autónomo de la democracia.
Nada de eso; quisieron primeriarnos al adelantar las elecciones en cuatro meses al pensar que en junio aún no estallarían los tarifazos que hoy todos padecemos por culpa de una demagogia populista que termina condenando a quien pregona def3ender: el pueblo.
Pero el 28 de junio el 70% de los argentinos les dijimos ¡BASTA!, y ellos lo interpretaron como la necesidad de “profundizar el modelo”. Para ellos “el modelo” es la confrontación permanente, el invento de un nuevo enemigo y la mentira constante para permanecer en libertad después del 10 de diciembre de 2011 cuando sean ampliamente derrotados en las urnas.
Y nos declararon la “guerra cívica”. Aprovecharon de su desvencijada mayoría que se acaba en 52 días para entronizar leyes que serán declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema de Justicia (como la ley de medios “K”) o serán modificadas por el Congreso modelo 2009 como la del presupuesto nacional (la ley de leyes).
Pero no les bastó y comenzaron la segunda etapa del enfrentamiento, ya físico.
La Embajadora de los Estados Unidos en Mendoza y Gerardo Morales, presidente de la Unión Cívica Radical en su propia tierra jujeña, comenzaron a recibir las señales de “los círculos kirchnerianos” que bajo el amianto de “organizaciones sociales” encarnan el resentimiento hecho acción y comienzan a dejar mensajes a sus “enemigos” en nombre del gobierno nacional y popular.
Los hechos de intolerancia padecidos por los prenombrados no son gratuitos ni casuales. Cuando Gerardo Morales pretendía brindar una conferencia en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de su provincia junto al Auditor General de la Nación, Leandro Despuy, fue recibido a huevazos, sillazos y todo objeto contundente que pudiera dañar a los disertantes.
Terminado el atropello destrozaron todo lo visible a su alcance y prometieron escarcharlo mañana lunes por el simple hecho que el senador radical denunciaría la malversación de caudales públicos que el kirchnerato destina a sus “organizaciones sociales” como fuerzas de choque antes de la retirada.
El propio Morales, que se caracteriza junto con Ernesto Sanz, presidente del Bloque de la U.C.R. de Senadores Nacionales en privilegiar el diálogo por sobre el enfrentamiento, alertó que estas bajezas son alimentadas desde el poder y nadie puede predecir cómo termina la violencia.
Todo ello mientras “la zarina” compraría telares hindúes para sus propiedades y el aliado del régimen, Diego Maradona, decía literalmente las vulgaridades que encubren su cerebro y que aquí no repetiremos por vergüenza ajena.
Nos preocupa sobremanera la paz social porque estamos gobernados por enfermos de poder.
Y porque no queremos que el golpe de Estado organizado por Eduardo Duhalde (padre putativo de Néstor Kirchner) contra Fernando De la Rúa sea una película de Walt Disney frente a lo que puede venir.
Porque el joven asesinado en Tigre, el que mataron junto a su esposa embarazada y su niño de dos años, la embajadora americana y Gerardo Morales, podemos ser nosotros esta semana publicados en letras de molde en los diarios y difundimos por los perseguidos medios audiovisuales.
Porque nos destruyeron la convivencia social, porque hicieron la primera etapa de cualquier revolución que se precie al menospreciar la escala de valores de una sociedad que se precie de civilizada, porque nos están matando el futuro de nuestros hijos, sepamos ponernos de pié y decirles BASTA al atropello y exigirles el cumplimiento de la voluntad cívica del 28 de junio.
Caso contrario, estaremos en el horno del régimen.
Fuente: Notiar.com.ar
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