Un Dios bueno proveyó al Gobierno de una crisis financiera internacional. En nombre de ella encontró margen para estatizar algunas empresas de servicios públicos y, ahora, para estatizar el sistema de jubilaciones.
Entre encoger el enorme gasto público promovido por el kirchnerismo o echar mano de los fondos de jubilaciones y pensiones, el Gobierno se quedó con esta última opción. Los futuros jubilados no estaban muy seguros con el vendaval financiero que azota al mundo. Ahora lo estarán menos.
Entre encoger el enorme gasto público promovido por el kirchnerismo o echar mano de los fondos de jubilaciones y pensiones, el Gobierno se quedó con esta última opción. Los futuros jubilados no estaban muy seguros con el vendaval financiero que azota al mundo. Ahora lo estarán menos.
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