Por Roberto Cachanosky
El hipócrita discurso del Gobierno olvida que su propia política económica se basa en el egoísmo, la avaricia y el castigo a los más pobres.
El jueves pasado, cerca de las 17, hice mi habitual trote alrededor de la Quinta de Olivos. Sobre Maipú, junto a la vereda de la residencia presidencial (donde siempre están preparadas las vallas metálicas que utilizan para cortar la avenida ante amenazas de cacerolazos), habían estacionado una gran cantidad de micros con la gente esperando en la calle. Cuando estaba terminando de dar la vuelta frente a la entrada de Villate había otra cantidad de gente esperando entrar a la Quinta junto con una cantidad de móviles de televisión y, sospecho, guardias de civil. Luego me enteré que esa gente había sido movilizada (siempre tan espontáneo los actos de los Kirchner) para que Cristina diera su discurso en el cual afirmó: “Me hierve la sangre cuando veo tanto egoísmo, tanta avaricia y tanta pobreza al mismo tiempo". Tengo que confesar que a mi también me hierve la sangre por los mismos motivos que a Cristina. Y me hierve la sangre porque justamente la política económica que ha implementado Néstor tiene la característica de estar basada en el egoísmo, la avaricia y el castigo a los más pobres.
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Fuente: Economía para todos
lunes, 16 de febrero de 2009
A mí también me hierve la sangre
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