Ayer se cumplieron siete años del primer golpe de estado cívico-empresarial que padeciera la adolescente sociedad argentina. Del “corralito” de Cavallo pasamos al “corralón” de Remes Lenicov y De Mendiguren que posibilitó una de las mayores transferencias de fondos de los ahorristas hacia los empresarios “pesificadores asimétricos” que fogonearon el golpe del ex padrino de Kirchner y los “barones del conurbano”.
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