Por Carlos Pagni
La visita a Rusia, aunque brevísima, podría ser para Cristina Kirchner un viaje a las entrañas del modelo político que su esposo viene construyendo desde 2003. No sólo porque la sociedad entre Vladimir Putin y Dimitri Medvedev se parece mucho a la de ella con Néstor Kirchner. Tampoco porque el unitarismo ruso es tan extremo que a los gobernadores ya no los eligen sus comprovincianos, sino el Kremlin. El rasgo más familiar es que en Moscú domina, a escala monumental, una concepción de la vida pública similar a la que prevalece en Olivos.
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Fuente: La Nación
martes, 9 de diciembre de 2008
Nuevos negocios para tener más poder
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