por Gustavo Adolfo Bunse
Una democracia tan chanta, que es normal que un político diga lo que no piensa, prometa lo que no va a cumplir, diga cualquier pavada, esconda sus intenciones y cambie de opinión en función de sus caprichos, sin explicar tal cambio.
Y es normal que se crea dueño del Estado y haga de él un coto de caza para sus negocios o para sus vicios.
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Fuente: Tábano informa
martes, 23 de diciembre de 2008
LA PERINOLA DE “EL CALAFATE”
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