Nunca como hoy ha resultado tan necesario separar lo accesorio de lo principal; lo general de lo particular. Sobre todo, teniendo en cuenta la inconfundible evidencia de que el hombre “no es solamente un individuo imitativo, sino también un ser de hábitos: el deseo de satisfacerse regularmente se fija en él poco a poco, y no puede ser obtenido sino a través de una evolución muchas veces dolorosa” (Charles Gide).
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Fuente: Notiar
viernes, 4 de julio de 2008
Un país vociferante
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