Cristina Kirchner siempre vio en Alvaro Uribe cierta frialdad frente al dramático caso de Ingrid Betancourt. Las deducciones convertidas en certezas, sobre todo cuando aquéllas parten de paradigmas ideológicos, no son buenas compañías para los gobernantes. La realidad acaba de desmentir rigurosamente a la presidenta argentina, que aseguraba entre íntimos que el mandatario colombiano era indiferente a la suerte de la secuestrada más famosa del mundo.
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Fuente: La Nación
viernes, 4 de julio de 2008
El error de confiar más en Chávez que en Uribe - Por Joaquín Morales Solá
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